martes, 6 de octubre de 2009

FILOSOFÍA

Etimológicamente la palabra FILOSOFÍA significa: Filo=amor (del latín philos), sofía=sabiduría (del latín sophia), y deriva del griego antiguo φιλοσοφία. Es decir que significa AMOR POR LA SABIDURÍA. El filósofo amante de la sabiduría, nació en la antigua Grecia como reacción al sophós, es decir, al sabio. Este último era el poseía la sabiduría; mientras que el filósofo, la buscaba porque no la tenía, y como le molestaba no saber, buscaba saber y conocer constantemente, y lo hacía por amor a la sabiduría.
La mejor manera de aproximarse a la filosofía es planteando preguntas filosóficas (como por ejemplo, ¿cómo se creó el mundo? ¿hay otra vida después de la muerte? ¿cómo debemos vivir?
En todas las épocas, los seres humanos se han hecho preguntas de este tipo.
En realidad, no son tantas las preguntas filosóficas que podemos hacernos, pero sí se le pueden dar a cada pregunta filosófica muchas respuestas diferentes.
Así, podemos ver que resulta más difícil hacerse preguntas filosóficas que contestarlas.
El filósofo es un eterno buscador de respuestas a las preguntas filosóficas, y la duda siempre lo acompaña. El filósofo se preocupa, se inquieta por saber. Busca constantemente la sabiduría que el sabio ya tiene, porque a diferencia de aquel; el filósofo pretende saber, pero para tener el sabor, es decir, para armonizar la razón y los sentidos, para saber vivir y saborear las cosas. Ese saber, que es al mismo tiempo el sabor de las cosas, es la BÚSQUEDA DE LA VERDAD. La verdad, para los filósofos de la antigua Grecia, es aquello que da sentido, aquello que es innegable, necesario... Lo que ni los dioses ni los hombres logran desmentir, lo que explica la totalidad o el todo.
La filosofía, como actividad que pretende explicar la totalidad y que busca la verdad, surgió en el siglo IV a.C., en Atenas, la polis (ciudad-estado) que dominaba a las otras ciudades griegas (Hélade).
La filosofía no acepta verdades establecidas, la "naturalidad" del mundo, el orden de las cosas, sino que los cuestiona, mira por debajo de ellos, lee entre líneas, formula una y otra vez preguntas sobre aquello que la mayoría de las personas dan por establecido, vuelve a descubrir el mundo con los ojos de un niño. Por eso lo único que necesitamos para convertirnos en buenos filósofos es la capacidad de asombro. Todos los niños pequeños tienen esa capacidad. Pero conforme se van haciendo mayores se van adaptando al mundo y comienzan a dar por asentado lo que pasa a su alrededor y pierden esa capacidad. Un filósofo es quien conserva esa capacidad de asombro intacta.
Es como cuando contemplamos un juego de magia: No entendemos cómo puede haber ocurrido lo que hemos visto. Y entonces nos preguntamos justamente eso: ¿Cómo ha podido convertir el presdigitador un par de pañuelos de seda blanca en un conejo vivo?
A muchas personas el mundo les resulta tan inconcebible como cuando el presdigitador saca un conejo de ese sombrero de copa que hasta hace un momento estaba completamente vacío.
En cuanto al conejo, entendemos que el presdigitador tiene que habernos engañado. Lo que nos gustaría desvelar es cómo ha conseguido engañarnos. Tratándose del mundo, todo es un poco diferente. Sabemos que el mundo no es trampa ni engaño, pues nosotros mismos andamos en la tierra formando una parte del mismo. En realidad, nosotros somos el conejo blanco que se saca del sombrero de copa. La diferencia entre nosotros y el conejo blanco es simplemente que el conejo no tiene sensación de participar en un juego de magia. Nosotros somos distintos. Pensamos que participamos en algo misterioso y nos gustaría desvelar ese misterio.
En cuanto al conejo blanco, quizás convenga compararlo con el universo entero. Los que vivimos aquí somos unos bichos minúsculos que vivimos muy dentro de la piel del conejo. Pero los filósofos intentan subirse por encima de uno de esos finos pelillos para mirar a los ojos al gran presdigitador.
La filosofía se ha desarrollado desde el siglo IV a.C., hasta la actualidad y las personas que se dedicaron a ellas, los filósofos, fueron redefiniéndola en cada época histórica, oferciendo nuevas respuestas a viejos o nuevos problemas. Cada respuesta se presenta generalmente como un nuevo interrogante.
En síntesis, la filosofía permite analizar, reflexionar y comprender mejor la realidad en la que vivimos y a nosotros mismos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario